Aesthetics of the remanents

 Estéticas del remanente

©Por Abdel Hernández San Juan

Oakland, California

 

  El arte feminista en Caracas y Oakland, San Francisco, tiene entre sus jóvenes artistas un talento en Leonor Antoni. Ecológica en su visión del arte, sus obras van, desde objetos que recoge luego de varios meses en diversas playas, objetos que luego reúne en la forma de inventarios en su propio estudio y taller artístico, hasta collages, montajes plásticos y fotográficos sobre estos presentados, unas veces desde el arte en computadora, diseños para ser mostrados en la computadora, o impresos como pinturas y dibujos. 

   Sin ser propiamente una artista interesada en la religión, la curiosidad de su obra la ha movido hacia el conocimiento de culturas varias y sus piezas, en ocasiones muy sencillas en las que introduce elementos alusivos al universo espiritual de la feminidad, se basan, como decía, en el objeto encontrado, su fascinación, su encanto, su peculiaridad, tanto como en la recreación fotográfica de las imágenes de estos. Algunos entre los muchos objetos que Leonor acumula en su estudio y luego escoge para sus piezas, son naturales, tienen, sin embargo, la peculiaridad de que son escogidos de acuerdo con detalles casi siempre enigmáticos, los resultados únicos que a nivel estético puede suscitar el encuentro natural de dos objetos en una playa, un peine que se quedó incrustado en una roca por años llegando entre ambos a fusionarse entre la salitre y los musgos, una rama de árbol de exuberantes y umbilicadas formas en la cual se incrustaron pequeñas piedras de intensos colores como si fueran prendas, un fragmento de una corteza de árbol a la cual se adhirieron fragmentos de arquitectura colonial de alguna casa vieja quedando el hermoso árbol y los fragmentos alusivos a volutas y capiteles fusionados en una nueva forma, entre cientos de otras posibles e insólitas combinaciones. 

  Los objetos escogidos por Leonor y presentados en sus obras, bien sea en los collages de fotos o directamente, tienen la exclusividad, sin embargo, de ser todos y cada uno asombroso por su cualidad única y el siempre exclamativo enigma suscitado por esa aleación y conjugación singular e irrepetible que les dieron origen. Se trata de objetos que pueden consistir de la fusión natural y orgánica de dos o más elementos naturales, en unos casos, un elemento natural y uno artificial, en otros, uno natural y otro social, en formas también peculiares. Una de las impresiones que puede comunicar la estética de Leonor es aquella relativa a la imagen del reciclaje si consideramos que muchos de estos objetos fusionados fueron desechados y luego transformados por la naturaleza. Sin embargo, no es precisamente la imagen del reciclaje, pues la naturaleza los ha transformado durante largos procesos y periodos de tiempo, modificando su semiótica y su semántica.  

   Puede decirse, además, que no sólo por el tiempo transcurrido para que estos surgieran, les provee de una fuerza asombrosa y una belleza estética suigeneris, sino que el equilibro y balance de tratarse de cosas suscitadas por la naturaleza que integran, elementos naturales y artificiales, les da un aspecto único de curiosidades. Los objetos de Leonor Antoni forman así un vocabulario plástico. Este vocabulario no sería posible sin las largas horas, en ocasiones se va semanas a las playas a extensos procesos de búsqueda para encontrarlos y escogerlos, luego los trae a su estudio y comienza con estos la creación de sus obras plásticas. El vocabulario que integran, sin embargo, no sería nada sin la mirada femenina y sensible a través de la cual Leonor  conforma con ellos, a través de alguna pieza, una voz a la vez expresiva y crítica.  

  De las articulaciones que los objetos mismos forman, según su signicidad, la artista trabaja minuciosamente como una semióloga, estudia lo que esas relaciones entre elementos puede suscitar, aunque fueren casuales, si es un objeto que remite a tal cosa, si remite a tal otra, el modo peculiar en que están fusionados, y de esas relaciones, informa su propio modo de formar con ellos un lenguaje que siempre se mueve desde el feminismo y la feminidad. Es interesante que desde esta perspectiva las narrativas son significativas y podríamos decir que casi todo el interés de Leonor en estos objetos tiene de por sí una inclinación literaria, esto remite a la idea de imaginar cual es esa otra historia que formó sus conjugaciones, remite también a la idea de que al hacer esa suerte de pesquisa heurística de los objetos, la artista misma va sacando de estos otras narrativas que pueden ser, bien creativas, el conformar un texto narrativo que en su relación a la imagen deviene evocativo y poético, o bien pueden tener una connotación relacionada a su experiencia, según aquel aspecto social que se decide aludir. 

   Otro aspecto interesante es que, a diferencia de simplemente tomar estos objetos como son y utilizarlos directamente como arte, los mismos más bien le sirven como medios para su investigación plástica, algo que luego puede devenir en un escrito, un collage, un montaje fotográfico o algún otro medio, pero no necesariamente remitiendo al objeto, en ocasiones si utiliza el objeto directamente, pero esto depende de lo que quiere comunicar en su obra. La exploración en base a objetos encontrados no es, además, la única inclinación y serie. Algunos entre sus trabajos pueden recordar, por el modo como se acerca al objeto a artistas como Ana Messenger, por citar un ejemplo, que a veces coloca esas varas de madera en las paredes en formas que podrían bien remitir a un simple objeto en la vida cotidiana que fue puesto allí, transformando la imagen de ese lado de la galería en algo domestico, por la delicadeza y la forma sutil. Las fotografías tienen también este carácter de ser como nuevos niveles en los que la artista hace con las imágenes sobre los objetos algo parecido a lo que hacía con los objetos, las vuelve a rearticular. 

  Yo no diría que el espectador sea un concepto relevante en Leonor. El espectador como concepto es significativo en artistas que, o bien anticipan su concepto en la forma misma en que le dan el lenguaje a sus obras, la inclusión de un espectador anticipado inclusivo a la forma que adquiere el lenguaje en la obra, o bien hacen la obra directamente para estimular a los espectadores en toda su inmediatez en el espacio de exposición físicamente ante las obras. En las obras de Leonor no hay un espectador anticipado o un espectador incentivado en la inmediatez de su presencia física ante esta, sino antes bien un espectador y un lector que pudiera haber vivido algo semejante a ella, algo que podría intensificar su propia experiencia. 

  Esto recuerda en algo el tipo de lector y espectador que se buscaba en el modernismo, el lector y el espectador experiencia, si bien aquel estaba magnificado y este otro más bien desacralizado. Debe ser, como su propio arte plástico, un espectador crítico, uno que está a la vez que la artista hace su crítica, haciendo por su lado, su propia crítica.  

Abdel Hernández San Juan 

San Francisco, Oakland,  

United States, 1998

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