Letting speaks the materials
Dejando hablar los matetiales
©Por Abdel Hernández San Juan
Caracas
Conocida es la disquisición estética en torno al hecho de que la arquitectura, dada su relación a asuntos funcionales, función vivienda, protección y habitad, no es considerada en el lado formalista un “gran arte”, según la sublimación estética de la arquitectura en tanto arte en su relación a los estilos. La obra de Fruto Vivas ofrece alternativas novedosas en tal sentido. A nivel estético, resuelve ideas donde se imbrican propuestas universales sobre la forma, a respuestas surgidas del análisis de casos, algo que provee sus obras de un estilo propio y una versatilidad acorde a los ejemplos.
El artista dilucida otro modo de relación entre las preguntas críticas y su concepción de la arquitectura como modalidad alternativa funcional, derivando en un tipo de “alto arte” hecho a la medida de nuevas tecnologías, aprovechando los nuevos derroteros de la energía alterna y las potencialidades nobles de los materiales. Se trata de un artista que deja hablar los materiales en su texturalidad y ecología, explorando un tipo de casa en la que todos los sentidos funcionan integralmente, acústica, tactilidad, vista; sin la preponderancia de unos sobre otros.
Como material, la madera es preponderante en su obra plástica. Desde troncos naturales directamente tomados de la naturaleza, hasta maderas prefabricadas en sus tonos naturales y barnizadas, sus paredes y pisos se extienden y despliegan como superficies abstractas que invitan a ser contempladas por su belleza estética, tanto como se integran al habitad en un ambiente de vida tranquilo y relajado. Sus estructuras, visibles por dentro y por fuera, son un elemento estético preponderante. En algunas obras, montadas directamente sobre troncos, la estructura es aprovechada como elemento en la simplicidad de sus formas percibiéndose tanto desde el interior como desde el exterior y haciendo de la casa una forma virtualmente transparente, el hecho de que esta, no pocas veces montada sobre pilotes a muchos metros sobre el nivel de la tierra, se percibe en su totalidad como un juego de líneas, troncos naturales o listones de madera gruesos que acentúan las rectas y ángulos en que se encuentran las paredes, columnas, pedestales, líneas sobre las que se sostienen pisos, encuentros de paredes y techos, párales que sirven de sostén, formas triádicas del techo; elementos estructurales resaltados y transformados en aspectos estéticos.
En algunas obras de Fruto Vivas, mansiones en la naturaleza o a varios kilómetros de la ciudad desde las cuales esta última puede ser contemplada en el horizonte, se observa el uso del cristal en grandes dimensiones tales como paredes frontales tiradas en cristal desde la línea límite del piso hasta el techo. Desde el interior de la casa se puede ver el paisaje natural sobre el cual la obra está emplazada, generalmente con una cortina que puede cerrarse o abrirse. Cuando uno ve y disfruta las distintas propuestas de Fruto, observa de hecho, este carácter de ser a la vez una misma búsqueda estética y una respuesta específica a problemas que cada proyecto le plantean, según las personas o familias que han de habitarlas.
Su obra arquitectónica es una obra plástica. El ha relacionado en forma sui géneris aportaciones a formas universales del arte, el inventivismo creativo más propio a una actitud renacentista antes el hombre entendido en su conjunto, hombre-habitad, hombre naturaleza, hombre antropología, el interés abstraccionista hacia el arte matérico, el lenguaje de lo matérico como arte y el estudio de las personas concretas o grupos a los cuales sus obras están destinadas. En algunas de sus obras podemos ver su estilo imbricado por la forma en que respondió a preguntas propias de una familia, un alemán y una venezolana, un filosofo y una escritora, así como se pueden ver también obras en las cuales propone una interpretación de lenguajes tradicionales, en unos casos, relativos a tradiciones de diferentes culturas tales como las culturas orientales, o a tradiciones locales en otros.
Mientras los diferentes modos de búsqueda de la novedad que caracterizaron a la arquitectura posmodernista desde Ventury principiaron alrededor de lo que en otro lugar he llamado una “estética del cansancio”, regreso neoclásico hacia las formas eclécticas, pasando por la generalización del “pastiche” como forma de referencia intra e intertextualista, hasta la exacerbación del sincretismo en contraposición a la ideología misma del estilo, Fruto Vivas le pensó a las posibilidades de la innovación y la renovación en arquitectura, alternativas que se desmarcaron de la contraposición estilismo-antiestilismo, hacia una arquitectura que surge de su relación con el medio ambiente ecológico, la naturaleza de los materiales y la relación directa a sus habitantes.
Sus obras arquitectónicas más conocidas son mansiones realizadas para familias de la alta sociedad, particularmente proyectos amplios, bien ventilados e iluminados naturalmente, así como de grandes dimensiones, formas y ambientes solitarios emplazados en paisajes naturales hacia zonas montañosas con vista a la ciudad, un gran número de ellos consistentes en casas de viviendas que resaltan por ser inmediatamente acogedoras, ese modo casi siempre llamativo en que, como formas enteramente basadas en materiales naturales integrados al ambiente ecológico, sobresalen en el paisaje bien sea por el carácter de estar montadas sobre altas plataformas sostenidas a las laderas, o por el modo en que la forma general de cada una sugiere un gesto estético de relación en, desde y sobre ese espacio natural entendido en sus diversos sentidos, como medio ambiente y como entorno.
El carácter de ser respuestas a preguntas específicas se hace definido, nítido y claro en las obras concebidas por Fruto en respuesta a estudios de la situación en los barrios pobres de Caracas, su conocido proyecto “Árboles de la Vida” que consistió en un modelo innovativo para solucionar problemas de vivienda, arquitectónicos y de habitad aprovechando al máximo la creatividad de la gente y lo que el artista definió como respuestas creativas que el arquitecto debe saber apreciar y valorar. En su proyecto “Árboles de la Vida”, Fruto Vivas estudió esas formas que resultaron de la creatividad popular en el encuentro de soluciones de vivienda por parte de la gente pobre. Su proyecto entendió y a la vez propuso, en la forma de un modelo aplicable, y no como solución definitiva, una propuesta estética y una respuesta funcional alternativa para la arquitectura de los barrios acentuando el componente ecológico y concibiendo las casas como casas-árboles.
La propuesta de Fruto, resultaba en un sentido utópica, pero su contenido utópico está relacionado a su enseñanza. La arquitectura de Fruto se ha caracterizado en este sentido, tanto sus obras para la alta sociedad, como para espacios pobres, por la relación en sus viviendas entre el lenguaje de los materiales y una concepción antropológica de la arquitectura, un sentido de lo antropológico muy relacionado al ideal del hombre renacentista. La concepción renacentista, sin embargo, parece más relacionada a sus dibujos pues en su obra arquitectónica prevalece una escala en la que la casa y sus espacios parecen más en relación con la naturaleza y el medio ambiente que propiamente con el hombre.
Fruto Vivas estuvo de hecho varias veces en Cuba en la década de los sesenta y los setenta donde propuso en un momento una serie de significativos dibujos antropológicos para la solución de problemas del transporte en aquel momento, generando proyectos para automóviles inventivos hechos con material reciclado, los cuales podían utilizarse con el más bajo costo y el menor gasto de combustible posible. Sus tempranos dibujos podían resultar utópicos por el carácter altamente singularizado de las propuestas, algo que hacía parecer sus ideas como muy dependientes del propietario individual del invento, pero cierto es que su inventivismo creativo de aquel entonces bastante tiene que ver con lo que en Cuba se indagó con la llamada ANIR, Asociación Nacional de Inventores y Racionalizadores, caracterizada por hacer lo más exponencial en su alcance, las capacidades de los investigadores cubanos de desarrollar su imaginación para concebir modos alternativos desde diferentes disciplinas y acerbos profesionales.
La relación entre arquitectura y creatividad que exige a la forma arquitectónica un alto índice de singularidad, ha sido susceptible a críticas del lado de los que tuvieron que enfrentar las improntas del edificio estandarizado de micro brigadas como solución masiva, así como a la inversa estos últimos han sido susceptibles a críticas desde este otro lado. Pero la contraposición ideológica entre ambas posiciones no ha sido provechosa, del mismo modo que no lo fue en la fotografía el dilema de la contraposición entre los partidarios de la fotografía como arte y los de la fotografía como testimonio y documento, ambas formas es necesario que existan y deberían respetarse.
La obra plástica de Fruto Vivas hace visible las estructuras y con ello crea una estética de la transparencia, pone a funcionar el concepto de estructura más allá de la dicotomía entre estética y funcionalidad, moviendo la estructura más allá de sí, fuera de su carácter muchas veces no mostrado, entreverado o relegado a un nivel funcional, trayéndola a la forma lenguaje, “dejándola hablar” en ese mismo “dejar hablar” de los materiales, con lo cual provee a sus obras entendidas como un todo estético, de un nivel de transparencia en el que estas, visibles por las estructuras mismas que les dan su forma, parecen surgir de la tierra en la que están emplazadas, el paisaje mismo que le hace horizonte a la visual del espectador desde adentro y a la visual del visitante o el paseante desde afuera sobre el fondo de la naturaleza.
Más allá de un simple mostrar la estructura como ardid de un arte que se interesó en debelarla como forma de mostrar el artificio de los efectos, no poco cine de efectos, obras literarias, obras plásticas y teatrales mostraron el modo en que fueron hechas y sus estructuras como artilugio para desmentir un efectismo a favor de la veracidad de un mensaje, o como forma de llamar la atención sobre la obra de arte en sí misma.
En la obra de Fruto Vivas el mostrar la estructura no es un recurso del suspenso, una técnica del retorno tautológico o una estética de la estructura, en ellas el transparentar de la estructura es lo que provee a la obra de su fuerza ecológica, estética y antropológica, el hecho de que la obra misma es una estructura la cual hace hablar a la obra en su totalidad. Lo anterior podría hacer pensar en Fruto Vivas como un arquitecto estructuralista y si bien no estaríamos muy lejos en la comprensión de que, indudablemente sería uno de los pocos artistas de la arquitectura verdaderamente estructuralistas en sentido estético y crítico, la estructura en Fruto no es aquello que ha de ser hallado como por minuciosa descomposición de una forma hacia su esencia inmanifiesta o no expresada, sino aquello que hace visible cada obra como una pieza viva en relación a su entorno, su ambiente y su habitad; todo lo visible como tal son precisamente sus estructuras.
Abdel Hernández San Juan, Caracas, Nov, 1998
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