Reminiscenses of the image

 


Reminiscencias de la imagen

©Por Abdel Hernández San Juan

new york


  El expresionismo venezolano tiene en Jacobo Borges su principal epitome, su obra plástica se fue moviendo desde un expresionismo figurativo hacia posteriormente una inclinación a su modo Beuysiana, algo que se hace explícito en su obra “El Diluvio” a través de la cual Jacobo hizo un comentario plástico al tema bíblico entendido en sentido literario, me refiero a una exposición presentada primero en Austria, Internationale Sommevacademie Fur Bildende Kunst in Salzburg y luego en el Museo de Arte Jacobo Borges.

  A decir por su amplitud y ambivalencia, el concepto de expresionismo ha dado bastante que decir, etimológicamente relacionado en su inicial acepción a la palabra “expresión”, este pareciera aludir a todo el campo que la noción abarca en tanto toda forma de comunicar supone una forma de expresar y toda forma de expresar trae implícita alguna forma de comunicar.  

   En las artes plásticas, sin embargo, el concepto de expresionismo se ha visto directamente relacionado a un tipo de estética en la que prevalece, bien por el modo de pintar rostro y expresiones corporales, o bien por el modo de tratar elementos y formas, al aflorar a la expresión de algún sentimiento, los llamados estados de las personas, alegría, tristeza, perplejidad, asombro, felicidad, nostalgia, en algunos casos como cualidades emotivas conferidas a los objetos, mustiedad, etc, entre otros adjetivos.  

   El expresionismo en las artes ha tenido así una tónica de propensión narrativa según la cual los seres, al estar provistos de referencias a sus estados, aparecen remitidos a esos mundos en los que tales sentimientos pueden ser experienciados, imágenes que requieren, bien sea porque el artista mismo provee los elementos contextualizadores, tales como denotaciones referenciales, el título o la tipicidad de la obra, o bien por según alguna narrativa relacionada a esas formas adjetivales que acentúan los estados antes mencionados. Según esta ultima inclinación toda imagen supone algún nivel narrativo, el tratamiento de temas socialmente tipificados, por ejemplo, en alusión a tipicidades sociales, tales o cuales personajes o situaciones típicas. La obra plástica de Jacobo Borges tuvo y ha tenido algo de esta impronta expresionista, si bien se trata en su caso de un tipo de expresionismo más bien existencialista, no dejaron de estar presentes en sus pinturas tempranas individuos trabajados desde un gestualismo facial y corporal. 

   Otra de las inclinaciones en la obra plástica de Jacobo Borges ha sido la de su exposición “El Diluvio” que mencionaba antes. Esta muestra de Jacobo se definía por varias salas  intervenidas con pintura de arcilla y barro sobre lienzos que entelaban las paredes modificando la galería como ambiente general. La muestra se peculiarizaba por la característica destreza del artista venezolano quien esta vez desarrolló la versatilidad de su lenguaje plástico extrayendo a la arcilla sus más ricas tonalidades, su densidad expresiva, sus más amplias posibilidades. Destaca en la destreza de Jacobo en esta obra no sólo la complejidad y densidad usual a toda su pintura, sino esta vez también bastante de sus habilidades atmosféricas para hacer de las tonalidades de la arcilla un universo alusivo a ambientes que sugieren algo al mundo del llamado Bajareque, técnica tradicional en la casa venezolana, consistente en hermosas paredes arcillosas, conformadas por ladrillos hechos en barro y anudados con ramillas, raicillas y otros elementos que se combinan; técnicas de satinación del Bajareque previas al estucado. 

  Por el modo de tratar la arcilla satinada, de explorar su porosidad, de trabajar sus accidentes arenosos y de aprovechar para el lenguaje plástico las impurezas mismas que el material provee en su proveniencia natural, esta muestra de Jacobo expresa un lirismo peculiar. El concepto de lirismo es amplio y podría incluir lo mismo este lirismo hacia el espectador evocando formas de la tradición Venezolana obvia en estas telas y ambientes, una pared entelada trabajada en arcilla, fragmentos de tela con mecatillos y semillas trabajados en arcillas de variados tonos, que aquel tan distinto en sus expresiones líricas, como son los paisajes de Manuel Espinosa. 

  El trabajo de la arcilla enriquecida por Jacobo en esta obra incluye no sólo mecatillos embadurnados, semillas y hojas secas, casi todos alusivos a la naturaleza Venezolana, sino también elementos pigmentarios, ramas de árboles y trozos de tela trabajados a distintos planos y niveles de cocido en arcilla, esta ultima por momentos es más espesa y materica tornándose hacia el color de la tierra, y por momentos más liviana tornándose hacia un tierra suave cercano al ocre. La relación entre humedad y secado dan a esta obra de Jacobo, además de sus tonos y texturas, incluso cuando pueda estar literalmente seca, un efecto telúrico. 

   La muestra en si además de versar el diluvio, es sobre todo un comentario a las pinturas clásicas del pintor renacentista Jacopo Bassano sobre el Diluvio, cuatro pinturas comisionadas por  Salzburg Archbishop Wolf Dietrich Von Raitenan sobre el motivo literario en la Biblia, siendo también su propia forma de evocar el tipo de universo que se describe en la Biblia sobre el tema del diluvio y el arca, definido por cosas que no están o de las cuales quedan reminiscencias. En tanto obra plástica, bidimensión espacializada, este tipo de telurismo recuerda el sentido y la sensación de un sonido ambiental y atmosférico, universos acústicos en los que el sonido no ha sido aun transformado en voz, dialecto o idiolecto, o esta última se adecua tímbrica y acústicamente para diluirse en la sonoridad general de ese ambiente y atmosfera, acusticismo telúrico que puede ser cálido o sórdido, pero que remite siempre a la naturaleza. 

     Este telurismo habla también de un lugar deshabitado en el que, sin embargo, ha quedado la tierra como el elemento a la vez de cosecha y reproducción, de esperanza y aliento, aunque por momentos también puede evocar la desolación en toda la sordidez que es propia a aquello que el diluvio dejó, algo que Jacobo remite en la última parte de su obra con cientos de cabezas de muñecas que sitúa en hileras sobre el piso. Una de las grandes virtudes del catalogo de esta expo es que muestra simultáneamente la relación entre las distintas telas que la integran, desplegadas como paredes enteladas, y el ambiente resultante como espacio, también el modo en que los espectadores pueden recorrerla. Otra de las virtudes del catalogo es que abre el proceso en que fue hecha la obra incluyendo dibujos y gráficos hechos por el artista durante la preparación de la obra para llevarla a Austria, Holanda y Venezuela, también sus apuntes y reflexiones sobre las pinturas de Jacopo que motivaron su inspiración.

  Universo telúrico de grandes dimensiones poéticas y reminiscencias de la imagen, el concepto de reminiscencias es significativo para discutir bastante de lo que ocurre al lenguaje pictórico y plástico en esta obra y desde ella hacia una buena parte del trabajo más reciente de Jacobo Borges. 

   Una reminiscencia es una memoria externa que no se corresponde con el recuerdo como este se da en las memorias secuencial, episódica y corporal, a las cuales recurre el hombre para recordar por sí mismo determinados pasajes o experiencias. Hablamos de algo reminiscente para referirnos a una memoria que se presenta como memoria de la cosa en sí misma, que remite a la imagen de la memoria y no a la memoria como tal. En la reminiscencia lo que se presenta ante nosotros en el objeto, en el espacio o en la superficie reminiscente, es un tipo de imagen que recuerda la imagen que tenemos de la memoria pero dada en la materialidad de ese objeto, superficie o espacio, es como el efecto del tiempo y el desgaste sobre una superficie, por ejemplo, si bien lo que está presente lo está como lo que queda. 


  No es, sin embargo, lo que queda como el resto o el excedente, porque tanto el resto como el excedente son un exceso de lo que no está presente, sino más bien su reminiscente, algo entreverado que podemos percibir a través de lo que está presente en sus formas antiguas, cómo fue, cómo había o habría sido. Es reminiscente porque no vemos en la imagen que tenemos ante nosotros todos los planos exactos de lo que fue, pero se trasluce, queda como reminiscencias y esto deviene poético, poetiza el tiempo, la dimensión temporal expresada en la fenomenología de la cosa. En la reminiscencia pareciera estarse en contacto de un modo bastante completo con aquello que la imagen reminiscente evoca, aun cuando ese todo sólo lo esté en la forma reminiscente. No se trata pues en “El Diluvio” de reminiscencia en el sentido de aquello que la obra versa o refiere como su comentario, el motivo literario en la Biblia que le sirvió de inspiración. 

   Antes bien la reminiscencia en esta obra funciona como la figura poética por medio de la cual se da lo poético en la pieza. Las pinturas recientes del artista parecen corresponderse con algo que recientemente he teorizado discutiendo artistas como Kieffer, el tipo de abstraccionismo desarrollado en aquel, así como discutiendo teóricamente problemas propios a los principios del collage, la tendencia a pintar no ya citando a otros artistas plásticos, bien como citas a fragmentos de cuadros en aquellos, bien como alusiones a ademanes o maneras, más bien se trata de un tipo de pintura en la que no se ve cual es el referente comentado, parodiado o citado intertextualmente, sino que este está implícito como en el collage. 

   El artista pinta no como si citara o se trajera diferentes modos de pintar reconocibles en el mundo del arte y los disolviera en el suyo propio, sino como si diferentes formas en las que el mismo pinta correspondientes a cuadros y pinturas distintas, estuvieran reunidas formando un mismo cuadro, uno que podría estar hecho como por fragmentos de varios cuadros suyos.  

   La reminiscencia también podría mencionarse en este sentido, es decir, para referir no ya “El Diluvio” como obra poética en la que tantos elementos podrían literarizarse como reminiscencias, la imagen reminiscente, la arcilla reminiscente, los materiales y la densidad pictórica reminiscente, sino también ese efecto en sus nuevas pinturas, lo que ocurre a la relación entre un fragmento y otro en esta suerte de efecto collage sin collage, la reminiscencia a elementos de su propia pintura cuando estas pueden parecer pinturas hechas con varias pinturas del mismo artista, es como si varios modos del pintar del mismo Jacobo se aludieran unos a otros en sus reminiscencias, más que intratextualmente. 


Abdel Hernández San Juan,

2111 Holly may, St. Apt 418, Houston, Texas, 77054

 NY 

 



  Notas


   En mi consideración la mejor forma de comprender esta obra de Jacobo se recibe en el catálogo dado el modo en que se pueden ver simultáneamente sus distintos planos y espacios, tanto como los elementos relacionados a su proceso de creación. Dos encuentros, uno en New York en su estudio y el otro en su estudio en Caracas durante una invitación que me hiciera su museo de arte en 1998 me facilitan discutir en este ensayo sus obras remitiéndome también a algunas citas a expresiones de Jacobo para una entrevista que le realicé ese mismo año en Caracas, selecciones de algunos fragmentos relevantes. 

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